sábado, 16 de enero de 2010

¿Por qué le ganó Jaime de Althaus a Sinesio López?


El 24 de noviembre del 2009 se llevó a cabo el debate entre Sinesio López y Jaime de Althaus. El debate se refirió a las posturas e interpretaciones confrontadas que ambos peseen acerca de la dinámica de crecimiento económico vivida en el Perú en los últimos años.

Este debate tuvo como claro ganador a de Althaus, quien realmente revolcó a López. Pero ¿cómo lo hizo?

A lo largo de toda su exposición, de Althaus presentó una serie estudios y cifras que daban soporte a cada uno de sus argumentos. Lo que plantea centralmente es que durante los últimos años de crecimiento económico, gracias a las medidas neoliberales, se ha vivido en el Perú un capitalismo democratizador, que ha incluido en este crecimiento a sectores antes relegados, que articula diversos sectores de la economía y hace crecer el mercado interno. Todo lo cual se traduce en un constante incremento del bienestar de la población. Argumenta que si el modelo no ha conseguido mayores logros es debido a la ineficiencia del Estado en promover un mayor bienestar.

Frente a esto Sinesio López argumentó que lo que se vive es un capitalismo depredador, que ha constituido (como en el pasado) una economía de enclave que ocasiona la salida de la riqueza del país al extranjero, lo cual no beneficia a la mayoría de la población sino a un pequeño grupo ligado a las empresas transnacionales. Planteó que el enorme peso que tiene la explotación de minerales e hidrocarburos no genera ni empleo ni bienestar, ya que son actividades que no requieren mayor mano de obra al ser automatizadas. Así mismo, considera que una economía abierta con una fuerte presencia de capitales extranjeros produce una gran dependencia del exterior, lo que se ha visto con la crisis internacional.

Frente a esto de Althaus planteó que todos los argumentos de López eran mitos de la izquierda, que añoraban la época de la Industrialización por Sustitución de Importaciones, modelo que fracasó. Así, de Althaus demostró con estudios y cifras que cada uno de los argumentos de López estaban equivocados, y que más bien estas sostenían sus argumentos.

Ante esto, considero que la izquierda debe reestrucutrar su crítica anticapitalista. He escuchado a muchos miembros de la izquierda sostener las mismas ideas que López, muchas de ellas heredadas del paradigma dependentista de la década de 1970, quienes las esgrimen muchas veces (no siempre) sin tener mayor sustento. Asumiendo que las cifras presentadas por de Althaus sean verdaderas (lo cual es discutible) el capitalismo neoliberal en el Perú (bien que mal) estaría funcionando. Por ello, al considerarme yo mismo de izquierda, considero que la crítica a este modelo debe ser ontológica. Es decir una crítica al capitalismo como lo que es, una forma de organización social jerárquica y explotadora, que requiere de la extracción de plusvalía a muchos para el beneficio de pocos (sean individuos, grupos sociales, países o regiones enteras), sistema que en su versión tardía (en la que vivimos) trata a las personas no como tales, sino como consumidores en la búsqueda de mayores ganancias. Forma de organización social dentro de la cual las personas venden su fuerza de trabajo por un salario (que no representa el valor del trabajo producido, ya que parte de este es extraído por el capitalista) haciendo muchas veces labores que detestan para luego llegar a sus casas cansados y sin poder disfrutar de sus vidas. Llenando estos vacíos con programas de televisión, películas, videos musicales, que lo que buscan es que las personas sigan gastando su dinero en necesidades creadas y a través de los cuales se reproduce la idea de que esta forma de vivir es la mejor, “la más feliz”.

Por ello, si es que el modelo de “desarrollo” capitalista neoliberal está funcionando en sus términos (cosa que es discutible y mayores análisis deben ser realizados, la izquierda debe hacer estos análisis y si este modelo no funciona argumentarlo no solo con ideas sino también con estudios y cifras que sustenten estos argumentos) la izquierda debe colocar en el debate si lo que queremos es una sociedad como la descrita, o si deseamos un mundo nuevo.